Y por nuevo STAR WARS nos referimos a todo aquél material de la saga desde The Return of the Jedi, que ha sido a mi entender injustamente machacado de forma inmisericorde por todo el mundo. Me gustaría hablar de 13 virtudes a boleo (seguro que hay muchas más), dentro de los Episodios I, II, y III y del largometraje de animación estrenado ayer en España, que demuestran que Lucas no anda tan perdido en esta nueva década.
I. Recomenzar la saga muchos años después y hacerlo con precuelas, no con más secuelas:
Es necesario mucho talento, mucha confianza en uno mismo y arriesgarse mucho, para 16 años después de terminada la anterior trilogía (y más de 20 desde la última vez que dirigió), ponerse a hacer el Episodio I. Muchos que van a deguello contra The Phantom Menace sólo tienen en cuenta sus defectos y no sus virtudes.
II. Aspecto visual mucho más estilizado
De hecho, el diseño de producción es mucho más homogéneo que el de la primera trilogía. En ese sentido, visualmente, no sólo las tres nuevas películas son más compactas y tienen verdadero aspecto de trilogía, también la nueva serie y la de Tartakovsky.
III. Ian McDiarmid
Muchos años después de encarnar al emperador, vuelve este gran actor, uno de esos a los que llaman grandes histriones, para hacerse cargo del papel de Palpatine/Darth Sidious. Un bombón de personaje, que él borda hasta el punto de convertirse en el mejor actor de toda la saga. Lucas sabía lo que hacía cuando le volvió a llamar.
IV. Alegoría política
Puede que la idea central de la nueva trilogía sea la conversión del niño Anakin en Darth Vader, pero lo que mejor funciona a un nivel tramático es su alegoría política de cómo la guerra otorga poder a los que quieren tiranizar el mundo. El doble juego de Palpatine, dándole el liderazgo a Dooku para dirigir a los separatistas, mientras se enfrenta a él como canciller supremo, es de una gran brillantez por parte del Lucas guionista.
V. Algunos estupendos diálogos
En general, los diálogos de STAR WARS son forzados y literarios, como corresponde a ese espíritu folletinesco que a su creador tanto le gusta. Aún así hay buenos diálogos en toda la trilogía que indican que podría haberlos escrito si hubiera querido:
Anakin - Usted es un caballero Jedi, ¿no es cierto?
Qui-Gon - ¿Qué te hace pensar eso?
Anakin - He visto su sable de luz. Sólo un Jedi lo llevaría.
Qui-Gon - A lo mejor maté a un Jedi y se lo quité.
Anakin - No lo creo, nadie puede matar a un Jedi.
Qui-Gon - Ojalá fuera cierto…
Este breve diálogo anticipa la muerte de Qui-Gon con gran sencillez y talento. También doy la razón a aquellos a los que los habituales diálogos de Lucas les ponen de los nervios.
VI. Excelentes combates con sables de luz
Desde los bastante flojos (excepto parte del enfrentamiento con Vader en el Episodio V) combates de la anterior trilogía, parece que Lucas se ha puesto las pilas y se ha dispuesto a ofrecernos un ejemplo de esgrima en cine. No sólo eso, también los ha narrado con gran precisión y claridad expositiva, demostrando que la narrativa clásica puede ser tremendamente poderosa a la hora de filmar acción, yendo en contra de los cánones de ahora.
VII. 40 minutos finales soberbios
Los de la muy criticada El ataque de los clones, que puede ser el mejor bloque de toda la trilogía, muy superior al final de La venganza de los Sith. Secuencia de la fundición, secuencia de la arena, posterior batalla, enfrentamiento con Dooku. Impresionante.
VIII. Gran atmósfera
Sobre todo, una vez más, en el Episodio II. Tanto los bajos fondos de Coruscant, como su tráfico aéreo, y los maravillosos ambientes de Geonosis y de Kamino, confirman a un Lucas en plena forma a la hora de elaborar nuevos mundos capaces de rivalizar con los de Bespin y Dagobah.
IX. Buenos nuevos personajes
No sólo el conde Dooku, que es mi preferido, sino otros muchos, como los virreyes de la federación de comerci0, unas babosas convenientemente repugnantes y abyectas, el trascendental Jango Fett, la casi siempre interesante Padme, el místico Mace Windu, el rebelde Qui-Gon, el bestial Darth Maul, el terrible Watto, el cruel Sebulba, los clonadores, y un sinfín más que entran por derecho propio a formar parte de la maravillosa galería de STAR WARS. Por supuesto, la gente se quedó sobre todo con Jar Jar…
X. Perfecto engranaje melodramático
Y por eso entendemos la gran fusión, mucho mejor lograda que en la primera trilogía, entre la música del sinpar John Williams y el director. Temas como Love Pledge and the Arena o el corte que abre el tercer episodio, dan buena fe de que la química entre ambos ha llegado a un punto insuperable.
XI. Ritmazo sin desmayo
Lucas será lo que sea, pero a la hora de filmar acción y de montar, es de los mejores. Y esto también se aplica a The Clone Wars, a la que hay que hacer un monumento por la forma imponente de narrar grandes secuencias de acción. En ellas puede haber cientos, o incluso miles de elementos (recordemos la gran batalla inicial del Episodio III o las de The Clone Wars) en movimiento, y la cámara de Lucas se mueve con total libertad y precisión.
XII. Ambiguedad moral
Sobre todo en lo relativo a los Jedi. Es esta una idea tremendamente interesante introducida en el tercer episodio, cuando el canciller, intentando atraer a Anakin, le saca a relucir los fallos filosóficos y morales de los Jedi. Realmente la maldad es sólo un punto de vista, y lo relativo puede volverse absoluto muy fácilmente. Las debilidades y fallos de los Jedi están expuestos con total maestría.
XIII. Fascinación por el mal
Realmente, eso de que esta trilogía termine bien mal, con los malos gobernando la galaxia por las siguientes dos décadas y con los Jedi destruidos, es maravilloso. Por fin una película termina bien mal, y uno, en su vena cruel, se regodea bien con ello. A los Jedi no es que los exterminen, es que los aniquilan sin piedad, y no se echa mucho de menos a esa panda de pagados de sí mismos. Lucas arremete al final con todo el tenebrismo y melancolía imaginables, cerrando su saga sin contemplaciones, a lo grande.
Y hasta aquí los 13. Claro que hay más, y un buen número de defectos, pero para estos últimos ya están otros dispuestos con el colmillo afilado…
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